Decálogo de la buena novela de misterio
Los anglosajones y su costumbre de hacer recetas para todo, hasta para escribir libros. Vistamos nuestro gorro de chef y ¡a cocinar novelas!
Hay reglas para todo, hasta para escribir. Pero la literatura no es una ciencia exacta, así que las normas son bastante subjetivas. Hace aproximadamente un siglo atrás tenían mucho auge las novelas de misterio y detectives; Poe y Conan Doyle habían sembrado un género que florecía a pasos agigantados. Pero la popularidad como siempre trae aparejado un sinfín de copias y recursos que a fuerza de repetirlos se ganan el mote de clichés.
Dos exponentes de aquella época propusieron una serie de normas: primero Van Dine y luego Knox, cuyos respectivos enlaces les llevaran a unas traducciones aproximadas, para no copiarlas nuevamente aquí. Como se habrán dado cuenta, no les traigo refritos de temas que ya se cansaron de analizar (y copiar) otras páginas, sino que les agrego algo de mi propia cosecha. En definitiva si llegáis a mi Ermita es porque queréis algo nuevo.
Lo interesante de estas reglas, que siguiéndolas aseguran que las novelas no fracasarán estrepitosamente, es que tratan mayormente sobre que “no hay que hacer” antes de definir que características sí deben cumplir. En efecto, de las 20 reglas de Van Dine diez son restricciones, y la última de ellas es una colección de diez adicionales, mientras que el resumen de Knox consta de 10 reglas, de las cuales nueve son restricciones. Muy particular de estas últimas la que prohíbe incorporar “chinos” a la trama, evidentemente la xenofobia ayudaba a hacer predecibles las tramas de la época xD
Este balance nos muestra que combatir los clichés es una lucha antigua, y su uso como recurso probado, y porqué no exitoso a su vez, más anterior aún. Tienen su magia, para qué negarlo. Pero ese no es el tema principal que nos interesa. Obtengamos un resumen de las reglas que sí aplican, recuerden que estas propuestas son de las que abrevaron los principales escritores de los policiales noir, y hasta guiones de películas de las décadas del 30/40 (aclaro que me refiero a las del siglo XX por si lees esto en el año 2225):
El lector ha de tener iguales oportunidades que el detective para resolver el misterio. Todas las pistas deben ser completamente mostradas y descritas.
El culpable debe ser determinado por deducción lógica.
La novela policíaca debe tener un detective.
En una novela policíaca tiene que haber un cadáver, y cuanto más muerto esté el cadáver, mejor.
El problema del crimen debe ser resuelto con medios estrictamente racionales.
(Van Dine) El culpable debe ser una persona que ha formado parte más o menos importante de la historia. (Knox) El criminal debe ser alguien mencionado en la parte inicial de la historia, pero no debe ser alguien de quien el lector conozca sus pensamientos
Debe haber un solo culpable, sin importar el número de crímenes que se cometan.
El método del asesinato, y los medios para detectarlo, deben ser racionales y científicos.
La verdad debe estar continuamente a la vista, para que la astucia del lector pueda llegar a detectarla.
Los móviles de todos los crímenes en las novelas policíacas deben ser personales.
El único aporte de Knox en lo anterior, es complementando el punto 6 definido por Van Dine, así que nos queda finalmente un decálogo dictando qué debe hacerse. Este resumen lo hago porque no hay nada peor que definir algo por lo que no es. Ahora bien, ¿Este decálogo alcanza para definir lo que debe tener una novela de misterio lograda?
A mi criterio siguen siendo restricciones muy fuertes, y sí alcanzan a definir un tipo de novela popular de la época en que fueron planteadas. En mis textos incorporo muchos de estos elementos, aunque no son novelas policiales tienen su cuota de misterio, porque añade un dramatismo muy especial que invita al lector a pensar. Mientras que la novela policial es un rompecabezas que invita a un juego lúdico con el lector, para que intente llegar a su conclusión por sus medios y sentir la gratificación de haberlo descubierto antes de finalizarla; una novela de cualquier otro género que incorpore un misterio que sea parte integral de la trama contará con un recurso que añade una tensión diferente a tener conflictos gratuitos o exponer a los personajes a situaciones de sufrimiento forzadas, al solo efecto de sacudir emocionalmente a su lector y dinamizar la acción.
Hagan el ejercicio de pensar alguna novela, sin importar su género, en la que el misterio no exista, y a la vez esté debidamente lograda. Si no pueden nombrar ninguna, a falta de modelos les va a resultar difícil embarcarse en escribir una narración de ese estilo. En su lugar mediten seriamente si no les conviene echar mano a algunas de las reglas del decálogo e incorporar algún misterio, que los ayudará a tener cautivos a los lectores en la historia. Al fin y al cabo, queremos escribir algo interesante que no invite a abandonarla, o en el peor de los casos, ser soporíferas.
A continuación listo las novelas de mi autoría que incorporan misterios, por orden de importancia en la trama:
§.2 El Idol Fantasma
§.3 No más tiempo para Saori de Ninguna Parte: a lo largo de toda la saga de seis volúmenes hay varios misterios entrelazados que van complicando a los protagonistas.
§.4 Silbionita
§.5 Renaciendo como elfo en un mundo diferente… ¿pero esta vez es una chica?
§.6 La movida siguiente: el relato final es una trama de misterio.
Prácticamente es la totalidad de mis publicaciones. De las que no integran el listado, el móvil no es un misterio propiamente dicho, sino que el móvil del protagonista y su logro es el misterio en sí mismo, que lleva al lector a acompañar la novela para ver si lo logra o no. En §.7 “Irene, la niña de las albahacas” por ejemplo, ver si Irene alcanza su cometido es el misterio que mantiene en vilo al lector todo el tiempo; porque el logro de ese objetivo está tratado como un misterio a develar, aunque no sea un misterio propiamente dicho.