Diálogos 4: tres o más personajes
Nunca tan cierto que “tres son multitud” hablando de narrativa.
Repasando, un parlamento se inicia con un guión largo (—), y no necesita cerrarse al final. Una aclaración del narrador se encierra entre guiones largos si está intercalado, o se separa del parlamento por un guión, sin necesidad de cerrarlo al final. Cuando iniciamos un diálogo siempre vamos a poner una aclaración de quien habla, a menos que la hayamos anticipado en el párrafo anterior.
En el diálogo, el siguiente parlamento suele aclararse a veces, aunque si son dos personajes los que ocupan la escena esto no es necesario. El lector sabrá por el cambio de párrafo que habla el interlocutor (de ahí la importancia de nunca colocar dos parlamentos consecutivos de un mismo personaje)
Cuando hay presentes más de dos personajes, debemos aclarar a quién pertenece cada parlamento, no nos queda más remedio en esta situación si no queremos confundir a un lector. Por ello en general suele extraerse de la conversación lo fundamental como diálogo, narrando llanamente el resto. Aunque parezca contradictorio, cuantos más personajes estén involucrados en una conversación, menos parlamentos se usan.
Un truco que a veces usan los escritores más audaces es aprovechar la presencia de varios personajes para establecer líneas de comunicación indirectas: por ejemplo, un personaje A puede hablarle a un personaje B cuando en realidad se dirige a C. Una posible continuidad de esto es que a su vez C le habla a B, pero devolviéndole a A su respuesta. Gráficamente sería un diálogo A->B y C->B, y el intermediario B solo es un personaje de apoyo.
Esto genera otras posibilidades interesantes, A->B y B->B significando que mientras A le habla a B, B en realidad habla en voz alta consigo mismo. Piensen en todas las variantes que puede ofrecer esto e imaginen casos en que les sea de utilidad, les aseguro que funcionan muy bien si se hace con buen criterio.
Con este caso terminamos el tema de diálogos, recuerden siempre darles voces creíbles a los personajes, para se se sientan lo más naturales posibles; para esto no hay recetas, solo aplicar psicología y tener buen pulso.