La acción transcurre en un galpón cubierto, con techos de zinc. El piso de cemento tiene superpuestas líneas rojas demarcando zonas de lanzamiento al aro, y áreas de arcos de fútbol. Las paredes tienen ventanales altos que dejan pasar luz desde todos los laterales. Sobre las paredes se encuentran dispersos cestos con pelotas de varios tamaños, y cajones de gimnasia. También pueden verse apoyadas algunas colchonetas superpuestas.
Toda la parte central se encuentra llena de asientos distribuidos ordenadamente en filas, con gente de todas las edades sentadas y por falta de lugar muchos parados en la parte trasera. El olor a pasto mojado se cuela desde el exterior, y junto con la brisa trae aroma de lino de algún sembradío cercano.
Una planchuela de maderas como las que usan los pallet de depósitos oficia de tarima improvisada, con una pequeña mesa que tiene una jarra y un vaso de agua sobre ella.
Un hombre corpulento, de amplia barriga se acomoda detrás de la mesa que apenas supera sus rodillas. Acomoda con ambos pulgares de arriba hacia abajo los tiradores que sostienen sus pantalones cruzando una camisa blanca con moño. El frac abierto hacia los costados de la impresión de ser imposible que pudiera cerrarse sobre su abultado vientre.
La blanca cabellera cubre por los costados su cabeza, dejando una brillante calvicie expuesta en la parte superior. Los amplios bigotes apuntan como flechas hacia los costados, y su espesura tapa casi por completo su labio superior.
Tosiendo en forma fingida toma un sorbo de agua y se dispone a hablar al público presente como orador.
Orador:
Buenas tardes, antes que nada quiero que me agradezcan estar aquí con todos ustedes, compartiendo estas reflexiones que redundarán en beneficio de todos. Creo que ya me conocen, sin ninguna duda, así como yo los conozco a todos ustedes, prácticamente desde que nacieron; (sonriendo a una niña de primera fila) por ejemplo a la pequeña Alicia... ¿Ah? (Se coloca la palma haciendo pantalla en su oído) ¿Cómo es entonces? ¿Antonia? Pues claro, Antonia, lo que yo decía, ¡jo, jo! (Señalando con su dedo a la señora que acompañaba a la niña) A ver si tu mamá te enseña mejores modales para hablar a tus mayores... ¿Cómo? ¿Que es la tía? Claro, claro, ya lo sabía, solo le comentaba esto para que le transmita a la señora madre. Como les decía yo les tengo un afecto especial a todos y cada uno en forma personal, justamente por conocerlos así, casi íntimamente; (se acomoda los tirantes con los pulgares) por eso me hace feliz estar una vez más aquí.
Ya sé, lo sé, no es común que me vean pero creo que esta vez necesitaba comunicarme de este modo. Entiendo que la mayoría se extrañe que haga esta aparición en público pero la situación lo amerita. Antes que nada quiero darles la tranquilidad de que me agradan y espero que podamos remontar esta situación entre todos, yo siempre me he preocupado por ustedes para que tengan una vida lo más tranquila posible. A veces se me pasan ciertos detalles; por ejemplo la sequía de los últimos cinco años afectó bastante las cosechas, pero no tengan dudas de que estoy haciendo lo divinamente posible para que esto mejore, solo hay que tener un poco de paciencia; y como siempre necesitamos tener una cuota de sacrificio que no es mucho comparado con la vida que les facilito. (Gesticulando con sus manos) Bueno, bueno, entiendo que tengan inquietudes sobre esto, pero sepan que nada es malo para siempre, a veces me distraigo por la cantidad abrumadora de cosas por las que debo preocuparme para que todo funcione como corresponde (tos falsa) pero sepan, (levanta un dedo en alto) sepan muy bien que lo que hago es en definitiva para el bienestar de todos. (sonríe condescendiente) Entiendo las quejas y créanme que las siento enormemente, no duden de que tomo todas en cuenta y me duelen casi como a cada uno de ustedes. Las recuerdo y las tengo presentes a todas. Ahora prefiero no mencionar ninguna para que no crean que doy preferencia a unas sobre las otras, pueden imaginarse que no tengo tiempo de pasar revista por cada uno de ustedes. ¡Eso! eso mismo, creo que ya saben que no tengo preferencia por nadie en especial, amo a todos por igual.
Y hablando de amor es que recuerdo a qué viene esta reunión, (en tono grave) justamente me he enterado que en forma reciente se encontraron gallinas descogotadas en el descampado de la salida sur, y las marcas que han hecho con la sangre no dejan dudas que se trató de una ceremonia “non sancta”. (Serio y con gesto adusto) Déjenme decirles que eso es inadmisible, y no tiene el menor sentido hacer cosas así. No deben dejarse llevar por las malas influencias y caer en esa suerte de atrocidades primitivas. Deben seguir confiando y dejar todo en mis manos; esto es un ida y vuelta de confianza. Si creen en mí puedo ayudarlos, pero si prefieren obrar como primitivos no tengan ninguna duda de que actuaré en consecuencia. El principal mensaje que quiero transmitirles con esto es que son inútiles esos tipos de idolatrías paganas, porque justamente aquí solo hay uno que tiene el poder para hacer y deshacer, y ese es (golpeándose el pecho) “moi”. Aquí no hay más que uno, cualquier cosa que les hayan hecho creer son puras mentiras... (aplacando con las manos) a ver, a ver, bajando el murmullo, no me hagan levantar la voz ni me hagan enojar. Aquí lo quieran o no el que manda soy yo, así que no me desafíen, ¡no me desafíen! No se me pongan en contra porque sino los inundo y ahí sí que se acaba todo. ¡A ver, silencio! guarden el orden y escuchen sin protestar, (dirigiéndose a alguien de primera fila) ya sé que hay hambre y pobreza no hace falta que me lo repita a cada rato jovencito... ¡Y sí, yo sé muy bien su nombre pero ahora no me dan ganas de decirlo! (a todos) Háganme caso, no se desvíen del camino, tengamos una buena relación, y no me griten. (Estirándose repetidamente en puntas de pies) ¡No me griten! Ninguno tiene la altura aquí para hablarme de ese modo, por eso ustedes son como son y yo soy el que soy. ¡No se levanten de sus sillas! ¡Me van a hacer enojar en serio! Nadie tiene el derecho de hablarme de ese modo, porque no son nada, son menos que nada, solo un poco de arcilla remojada que le di forma. ¡No me desafíen! ¡Miren que les mando el diluvio! ¡Miren que se los mando!
( baja el telón - Fin)
Junio 2017
Extraído desde La movida siguiente